lunes, 25 de mayo de 2009

Smoke Eyes


"En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palmitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente."

Khalil Gibran. (1883-1931). Ensayista, novelista y poeta libanés.



Escuchando: Him - The Sacrament


Para Sidel...


Se alzó sobre los tacones vertiginosos y frente al espejo se retocó sus carnosos labios con su lápiz de rojo carmín. El invierno no había podido con ella pero aún tenía escarcha en el corazón.


Caminó por las sombrías e inhóspitas calles de la ciudad que no conducían a ninguna parte y atravesó sin miedo alguno el callejón de las almas errantes.


Maullaba mirando a la luna con su ahumada mirada traviesa. Sin prisa y sin temor a que siguieran sus pasos se adentró más y más en las profundidades de aquel lugar de repudiados.

Las calles eran estrechas y de fría piedra carcomida, el suelo estaba lleno de charcos y barro en el que se hundían sus zapatos. Los ventanales que asomaban en los edificios antiguos dejaban entrever a miradas absortas en olvido y facciones fantasmales enfermizas.


Camina sorteando las heridas y lamentos de los que se cruzaban con ella. Al verla todos bajaban la vista al suelo o se escondían entre sus harapos. Todos sabían que era un ser diabólico, pero terriblemente atrayente. Te perdías en su mirada y te envolvían sus ronroneos, y si llegabas a rozar su piel sentías como un escalofrío te cruzaba el cuerpo.


Mujer de corazón destrozado y ansias de venganza, mataba por el placer inocuo de tener las riendas de la vida de aquellos que la perdían entre sus afiladas garras.

Recordareis como acabó conmigo sin piedad alguna.


Solía leer los sentimientos que había dentro de los latentes corazones de sus víctimas, cuanto más amor hubiera en él, más sangriento y atroz era su final. No soportaba la felicidad ajena y mucho menos se permitía que un resquicio de pasión entraran por los poros de su aterciopelada y blanquecina piel. Sin embargo, aún llevaba su anillo de prometida.


A veces, en la soledad de su alcoba de frías y lúgubres paredes acariciaba entre sollozos felinos el anillo mientras leía una y otra vez la frase ya borrosa inscrita en él.


Oculta durante el día e invisible ante los ojos, con la llegada de la luna al lienzo que dibujaba la noche se vestía con sus aires gatunos y su sedosa cabellera al viento.


Cuando el hambre apremiaba y las ganas de matar no asomaban se vendía sin pudor alguno a sabiendas que nunca le faltarían gustosos inocentes que en un par de días no quedaría rastro ni de sus nombres.


Infeliz dejaba escapar cada momento de su vida absorta en su maremagnum de odio y derrota. Llevaba años tocando fondo y nutriendo de malicia el ser sin prejuicios y letal en el que se había convertido.


Al fondo del callejón le llegó de súbito el llanto desconsolado de un niño. Intentó inútilmente hacer oídos sordos de sus lágrimas. Pero el pequeño resquicio de humanidad que la hacía soñar de vez en cuando con el regreso de su amado y recordar con su sortija los tiempos en los que fue, en su ya lejano pasado, una mujer que sonreía, la hicieron poner sus sentidos en alerta y como pantera nocturna se encaminó buscando a ese pequeño.


Agazapado, temblando de terror, escondiendo la cabeza entre sus rodillas, el niño lloraba junto al cuerpo inerte de su madre.

Olfateó el dolor de la pérdida de un ser querido en aquel muchacho de ojos tristes y como una bofetada le vino el rostro del dueño de lo poco que quedaba de su resquebrajado sentir y no pudo más que echar a correr y esconderse lo más lejos de la mirada tierna y necesitada del pequeño.


Quiso seguir huyendo como habría hecho en otra ocasión pero hoy era el décimo aniversario de la que hubiera sido su boda y el agua comenzaba a correr en el deshielo de su enmudecido corazón.

Siguió escuchando al niño llorar, pero esta vez eran sollozos de resignación, sabía que nadie vendría a por él, nadie se acercaría a una mujer muerta en extrañas condiciones para ayudar a su hijo pobre y andrajoso que no era más que un diminuto saco de huesos. Se tumbó junto a ella esperando a que la muerte viniera a recogerle después de recorrer otros rincones de aquellas grises calles.


Así lo encontró de nuevo después de no perdonarse así misma y sabiendo que lo pagaría caro, el haber bajado la guardia y dejarse llevar, por primera vez en demasiado tiempo, por lo que decía su abnegado corazón en lugar de su fría y calculadora mente.


Bajo la capa de su abrigo envolvió al pequeño que mostraba en su expresión las ganas de gritar pero que el temor ante aquel ser de ojos grises enmarcados en negro carbón, rojos labios y afiladas garras del que tanto hablaba y temía la gente, le impidió emitir un grito de ayuda y rígido como una tabla se dejó llevar junto al roce de piel helada de la gata.


Varias veces lo dejó en el suelo tiritando de miedo y le dio la espalda caminando en dirección opuesta, pero todas ellas regresó a por él, algo comenzaba a dispersarse por su cuerpo haciéndola sentir un poco más humana.


Salió con aire desafiante con el pequeño en brazos ante las miradas de tormento y temor de los demás. Todos pensaron que sería la última vez que verían a ese inocente.

Durante días sufrió con él sus fiebres calentando sus escalofríos y le limpió las heridas de su piel sin tocar aún las migajas de su corazón. Compartió sus sueños e impidió la entrada a las pesadillas. Y poco a poco fue capaz de irle mirando a los ojos.


Tenía la mirada de un tono almíbar y le faltaba un diente, no debía tener más de seis años.

Se preguntaba una y otra vez que diablos haría con él. Más de una vez afiló sus garras y las colocó sobre su diminuto cuello sucio, pero terminaba desenredando con ellas su alborotado pelo oscuro.


Una noche escuchó un fuerte golpe, sobresaltada fue a la habitación donde había acomodado al niño, que no era más que una estancia vacía cargada con un aire tétrico, donde había varias estanterías de madera vieja y desgastada con montones de libros roídos y empolvados. En una esquina de la amplia sala estaba el colchón en el suelo con las mantas esparcidas en él. Justo al otro lado, un hombre tapaba la boca del pequeño amenazándole con un cuchillo.


La rabia se apoderó de ella y saltó sobre el intruso atacándole ferozmente. El niño corrió a esconderse bajo las mantas.


El individuo varias veces apuñaló a nuestra gata y después se marchó corriendo con el saco lleno de objetos de escaso valor que malogradamente revendería cerca del callejón.


El pequeño salió de su escondrijo y vió a la pantera feroz encogida con la mirada triste y asustada gravemente herida. Entonces fue él quien buscó vendas y agua caliente, y corrió en busca de ayuda en dirección al callejón de vidas perdidas.


Varios no quisieron ni escucharle, pero otros se percataron de su buen aspecto y de que fue la gata mordaz quien se lo llevó días antes.


Al llegar a la sala, ella estaba en un rincón gimiendo mientras intentaba inútilmente detener la hemorragia relamiendo sus heridas, erizó su vello al verles entrar y caminar lentamente hacia ella.

Bufaba y se movía nerviosa hasta que una muchacha de rosados carrillos y mano firme la sujetó fuertemente y comenzó a limpiarle la primera abertura de su piel.


Después se acercó un hombre mayor cuyo rostro arrugado escondía unos profundos ojos negros.


Todos somos pobres diablos como tú, la trasmitían a través de sus silencios. Todos somos despojos sin hogar y sin familia, pero ahora estamos aquí, junto a ti, como tú estuviste con el niño.


Entonces buscó al niño de ojos tristes y lo encontró unos pasos atrás de los demás mirándola fijamente. Él se percató de que lo buscaba y se abrió paso entre la multitud y se acurrucó entre sus piernas.


Ella se dejó vencer y permitió que aquellos que tenían el corazón y la vida derruida tanto como ella recompusieran los pedazos de su desmigajada alma humana.





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13 comentarios:

  1. Menudo relato le has dedicado a Sidel. Es precioso. Cuando todo parecía perdido al final siempre hay esperanza. ¿Qué sería de nosotros sin ella?
    Y yo también tengo envidia de gente como tú, cada uno tiene su estilo y yo aún estoy encontrándolo. Quiero seguir aprendiendo.
    Saludos desde La ventana de los sueños.

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  2. Muchísimas gracias por dedicarme este precioso relato, tenía ganas de volver a leer cosas de esta gatita, me he imaginado el ambiente de las calles parecidas a las de la peli de El cuervo II ciudad de angeles, en las que abunda la miseria y los maleantes, me ha transmitido un montón de cosas, sabía que en el fondo de su corazón aún se podía encontrar una tenue luz, luchando por crecer y dar calor a esa alma helada.... Me ha encantado! y si no te importa ¿podría enlazarlo en mi blog?, quiero que todo el mundo lo lea porque es precioso, besitos!!!!

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  3. Realmente uno se ánima al leer cosas así, sobre la esperanza, sobre la posibilidad de que las cosas cambien, sobre lo de encontrar una pequeña primavera dentro de nuestra alma helada.
    Enhorabuena mariposilla.

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  4. Precioso de verdad, muy intenso y lleno de esperanza. Me ha gustado mucho. Besos!

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  5. Muchas gracias a todos, lo cierto es que cuando leo vuestros comentarios me animo a seguir adelante. Vosotros haceis que luche por mejorar en cada relato que intento transmitiros y que veais y sintais lo mismo que yo cuando me siento a relatarlos.

    Anabel es un placer tenerte entre mis lectoras y poder leerte a tí cada día, yo creo que ya tienes tu propio estilo, tu forma de escribir es muy camaleónica por lo que te he leído, te adaptas a multitud de personajes y situaciones. Y eso lo hace sólo un buen escritor y tú lo eres. Sólo hace falta que las editoriales abran bien los ojos y se crucen en tu camino.

    Sidel sería un honor para mí que lo enlazaras. Muchas gracias por acompañarme en cada una de mis andanzas. ;P

    Rebeca y Carolina me alegra mucho que os haya gustado el relato, creo que la esperanza es lo único que no se debe perder jamás en la vida.

    Gracias por dedicarme parte de vuestro tiempo =)

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  6. ohh wow q lindo esto, me gusta tu blog, y gracias por pasar a dejar tu humilde comentario,vendre mas seguido por aca.

    Saludos desde guatemala

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  7. MUY INTERESANTE TU BLOG...FELICITACIONES
    BESOS

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  8. volvere para leerte mas
    fijo.

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  9. Querida Noa: entre tú y yo: escribes con el alma pura, me llega al corazón. No cambies querida, besos!

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  10. Hola! tienes un premio en mi blog, con motivo de los 1oo seguidores que ya forman parte de Jsut Cristy.

    Un saludo. Te esperamos!

    Cristina Rodríguez Z.

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  11. hola Noa!
    Investigando un poco en los enlaces de Sidel llegué hasta aquí y me encontré con una grata sorpresa: Tus historias. Me gusta mucho esta, es hermosa. un beso escritora!

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  12. En el fondo siempre hay un sentimiento que puede evitar la caida eterna al abismo insondable.
    Hermoso relato. Tienes un talento impresionante para sobrecoger al lector y hacerlo participe de tus sentimientos al escribir.
    Espero mas!
    P.D. me gustaria saber tu opnion como escritora de algunos escritos aficionados en mi blog:
    http://elcaballerolandir.blogspot.com/
    Si pudieras dejar tu opinion estaria dichoso!
    Gracias por tus historias.

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  13. Noaa:)
    joliiiin yo disfruto entrando en tu blog, porque es increible esque me meto en tus historias y aprece que soy la protagonista, me encantan y las frase sque pones siempre al principio son preciosas yo las tengo todas guardadas en una libreta, las eliges a la perfeccion:)
    nada una vez mas que crack eres:)
    y gracias por los animos jaja aunque aun me quedan 4 largos años de carrera y 4 largos años llenos seguramente de muchas anecdotas mas jaja pero bueno...disfruta de tu verano que tmb es muy merecido:)
    un besazo:)

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