lunes, 5 de octubre de 2009

El Terremoto en sus Ojos


“Las aguas del río Ebro

Cantan bajo la metralla;

Los hombres que así me cruzan,

llevan el pueblo en el alma.”



25 de Julio de 1938

Escuchando: James Blunt- 1973


Querida Isabel:


Me pregunto si te abracé lo suficiente. Si te dije te quiero las veces que te merecías cuando te buscaba a tientas bajo los pliegues de las sábanas. Si te besé hasta quedarme sin aliento. No sé si ya será demasiado tarde. Y ahora tengo miedo.


Ante mí, ya sólo logro distinguir el olor a sangre seca procedente del reguero de cuerpos inertes desplomados sobre el arduo campo de batalla, que se une, inevitablemente, al sonido ensordecedor del rugir de las armas y las bombas de mano, y termina por mezclarse con la mugre y la miseria de los que sienten como yo que no regresaremos más a casa. Sí, tengo miedo.


Hoy mis muchachos hicieron un buen trabajo. No son más que un puñado de jóvenes reclutas imberbes que no alcanzan aún la mayoría de edad, sin formación política y mucho menos militar, pero que venían con las ganas de comerse el mundo. Nadie les previno de su mala suerte. ¿Sabes mi amor que les han apodado “La quinta del biberón”?, son enormes valientes. Pobres críos, algunos no se han recuperado del susto de ver a sus compañeros caer con los ojos vueltos ante la herida de bala y no creo que vuelvan jamás a conciliar un sueño sereno.


El otro día casi me vuelvo loco porque no podía recordar bien los finos trazos de tu rostro. Pero pronto tu olor a violetas inundó mi corazón y pude verte con claridad. Vislumbré tu mirada risueña y ese brillo especial que irradias cuando me sonríes. Dibujé tu cuerpo en el aire con la punta de mis dedos y acabé sintiendo el roce de tu piel como si durmieras, en aquella noche de hastío y brisa nostálgica, junto a mí, como siempre solías hacerlo, recostada sobre mi pecho.


Todo no es más que un inmenso caos donde el polvo anaranjado de la lucha sin tregua cae pesadamente sobre nuestras cabezas. Dicen que debemos defender estas tierras hasta que caiga el último de nosotros, para que ningún soldado del bando nacional vague libremente por ellas.


Agazapado entre estas paredes de arena y charcos de barro, busco un escondrijo donde intento escribirte estas rotas palabras desesperanzadas buscando en ti, Isabel, ese consuelo que despierte en mí un sentido a todo esto.

Me imagino que estarás haciendo hoy. Y te veo tejiendo con tus delicadas manos unas botitas para el bebé. He soñado tantas veces que por fin acaricio sus rollizas manitas. Siento que pasaras el parto y ahora todos sus cuidados tú sóla. No permitas que me olvide sin haber llegado a conocerme. Dile que yo era el que le cantaba pegado a tu tripita aquella canción republicana que me enseñó mi padre.


A veces me despierto sobresaltado con los rostros ensombrecidos de todos aquellos hombres que he matado. Sus almas me persiguen cuando cae el manto de las estrellas. ¿Cuántos de ellos eran padres, hijos y hermanos?, ¿Cuántos de ellos no verán más a las damas de sus sueños?, ¿Cuántas esposas y madres destrozadas llorando amargamente la pérdida de sus bravos soldados?. ¿Cuánto desconsuelo herido y dicha asestada por una idea tan sólo dibujada cristalinamente en las mentes de unos cuantos que se esconden y aguardan bien, mientras envían a otros como a mi división a dar la cara por sus creencias? Malditos cobardes sin valor. Ayúdame Señor a no sentir que todas las bajas de mis levas republicanas son en balde.


La fotografía tuya que me diste antes de partir la llevo siempre conmigo y me acompaña rozándome el corazón, sintiendo que late por ti. Tú eres mi motivo para levantar mi “maxim” hacia el enemigo y no hacia mi propia sien y aprender a esperar a que acabe esta guerra para volver cerca de ti y de nuestro hijo. Hasta entonces seguiré soñando con vosotros cuando las pesadillas me den tregua y contentarme con la poca ilusión que me queda con la llegada de tus ansiadas cartas para que me den fuerzas para sobrevivir cada día en este infierno desmedido hasta que llegue la hora de regresar al hogar donde te encuentras.


Siempre tuyo,



Rodrigo.





TELEGRAMA URGENTE A LA ATENCIÓN DE DOÑA ISABEL DE GONZÁLEZ DAMASO

Sentimos comunicarle. Stop. Que en la mañana del 27 de julio de 1938, Stop. El general Don Rodrigo González Arnau, Stop. Dirigente de la división de 1941, Stop. Ha fallecido por el infortunio de una bala, Stop. Que desgraciadamente ha atravesado su pulmón izquierdo. Stop. Los médicos han hecho todo cuanto estaba en sus manos, Stop. Pero sin el éxito esperado por lograr mantenerlo con vida. Stop. Reciba nuestro más sincero pésame. Stop.

El General Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor Central republicano, máximo dirigente de la Batalla del Ebro. Stop.




Querido Rodrigo:


Después de ti no hay nada.


Tuya,


Isabel.





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11 comentarios:

  1. Noa...Ha merecido la pena la espera...Me ha encantado.

    Muchos besitos preciosa.

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  2. Uffffffffff... Con un nudo en la garganta me pongo de pie para aplaudirlo. Precioso escrito!!!

    Un placer leerte.

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  3. Que triste...y lo que me da más pena es que podría ser totalmente verídica, ¿porque a veces en situaciones críticas valoramos tanto el amor? Yo definitivamente creo que no se puede vivir sin amor, aunque sea de cualquier tipo (fraternal, amantes, por una mascota...). Me ha gustado también porque es diferente y me encantan tus escritos plagados de realidades, me gusta leerlo bajo tus ojos. Ya estoy esperando el próximo!!!! besicos!

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  4. El amor es necesario tenerle , sin el no se llega a la felicidad por eso hay que valorar mucho cuando te llega de verdad y no dejarle marchar .
    Besitos.

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  5. He sentido mi espíritu en una trinchera, escondido, muriendo de angustia, de preocupación por los mios, sin importarme mi vida, deseando un final feliz que, yo, en mi ignorancia, no sabía que no llegaría, manteniendo la esperanza hasta el final.
    Yo, Carolina, he sentido el espíritu de Rodrigo.
    Besos Noa.

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  6. La crudeza de la guerra barre con todo lo que toca, incluso con el alma propia. La soledad, la melancolía y la muerte hacen mella en el corazón y poco a poco van haciéndonos caducar.

    Muy conmovedor, Noa...

    Besos miles, que estés bien.

    P.S.: ¿Sería posible que me facilitaras tu correo? Quiero enviarte unas cosas. =)

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  7. Noa, es una carta preciosa. Por más que contenga toda la tristeza del mundo (porque la tristeza de un hombre, para ese hombre, es la mayor de todas), también tiene la virtud del amor incondicional, que parece estar en peligro de extinción, pero que no cede en la lucha de justificar existencias.

    Un beso,

    Pablo

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  8. Bufff vaya carta. La he leido por lo menos tres veces desde que la publicaste, es tann triste pero taaaaan bonita :)

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  9. Cartas desde el frente
    que le hablaban a una madre, amigos o un amor.
    y alli dejaban registro
    con palabras que describian hasta el mas minimo detalle de lo sucedido y los sentimientos.
    sin pensar cual seria el momento de enviar la ultima carta.
    y en ojos distantes las lagrimas surgen.
    al ser comunicado de que quien antes
    era.
    hijo, hermano, nieto o pareja
    se habia vuelto cenizas para que el viento
    lo tomara con sus brazos y lo llevara de nuevo al hogar de donde todos venimos
    las estrellas.

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  10. es sinceramente conmovedor. feliz año nuevo y que este año toda la inspiración este junto a tí.

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  11. Si algo extrañaba yo de este mundo sin duda eran tus historias increibles...estube algo ausente lose, pero se me bloqueo la contraseña:(
    pero me lei de tu blog todo lo que tenia atrasao y esque una vez más nose que decir, me encantaria poder expresarme alguna vez como tu...que genial eres:)
    espero que vuelvas a seguirme el rastro:)
    un beso enorme noaaaa

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